La historia de nuestra escuela
El colegio comenzó a funcionar como proyección de nuestro carisma mercedario, para ayudar y liberar de la ignorancia a los niños a quienes pudiese llevar a caer en distintos peligros. En sus comienzos era una entidad educativa de carácter privado, desde el curso 1968/69, con los niveles de Educación Preescolar y Educación General Básica.
Posteriormente, por exigencias de las distintas leyes de educación que se han ido sucediendo, quedó configurado como centro de Educación Infantil y Primaria, pudiendo los alumnos que lo deseen continuar sus estudios en el Centro de Mercedarias de Don Juan de Alarcón, al que está adscrito nuestro colegio. En el año 1986 se le concedió el Concierto para toda E.G.B., que perdura hasta la actualidad (L.O.E.), y al que tenemos que unir el Concierto de dos aulas de Infantil concedido en 1999 y la tercera de Infantil en el año 2000.
En el curso 2008/2009 se abrió el aula de Infantil (2 años).
Sabías que...Nuestro convento
Se trata del convento de Nuestra Señora de la Concepción, de religiosas mercedarias descalzas, y que desde su fundación se conoce como las Góngoras. Tuvo su origen en un beaterio fundado en 1626 en
la calle San Opropio por Doña María de Mendoza, hija de los embajadores de Portugal. En este beaterio estuvieron las religiosas hasta que en 1661, el edificio quedó arruinado por una
inundación.
Por otra parte, en 1663, Felipe IV quiso construir un convento dedicado a Nuestra Señora de la Concepción, en acción de gracias por el nacimiento de su hijo -el futuro Carlos II-, y sabiendo que
las religiosas mercedarias se encontraban sin casa, decidió confiarlas el nuevo edificio. La fundación se encomendó a Juan Jiménez de Góngora, ministro del Consejo de Castilla –y de quien el convento
ha adoptado el sobrenombre-, y al padre Fray Juan de Santa María, Vicario General de los Mercedarios Calzados, siendo inaugurado el 24 de marzo de 1665, con la colocación del Santísimo.
En cuanto al edificio, se trata de uno de los ejemplos más típicos del barroco madrileño. No obstante, su excepcional personalidad se la dió el arquitecto Manuel del Olmo al encargarse de las obras
de ampliación del convento en 1669. En la iglesia, de planta rectangular, destaca la cúpula sobre pechinas, obra de del Olmo.
Por último, es de destacar el disparate absoluto del nombre de la calle donde está situado el convento. Como hemos visto, el sobrenombre del convento y de la antigua calle provenía de su fundador
Juan Jiménez de Góngora, y no del famoso escritor Luis de Góngora y Argote, a quien el Ayuntamiento erróneamente le dedicó esta calle en 1961.